UU.EE.
Tengo la impresión que mucha gente piensa que hablaré de
EE.UU. Pues no, no son lo mismo. EE.UU. se refiere al anagrama de Estados
Unidos de América. UU.EE. se refiere al anagrama de la Unión Europea, a secas…
porque no se puede decir Unión Europea de Europa, queda redundante y un
poquillo prepotente. Me refiero al nombre, por supuesto. Lo cierto es que no
deja de ser noticia sobre noticia cada vez más agobiante. No parece que los que
vivimos en Europa vayamos a tener un respiro, porque cuando no es Irlanda, es
Portugal, sino Grecia, y, lo que nadie esperaba, Italia, y lo último, España,
aunque del vuelco en las elecciones se augura y espera un buen gobierno.
Digo, la mayoría de la gente no entiende lo que pasa.
Todo se resume en la “prima de Riesgo”, como si de una mala mujer se tratara, y
no, no es ninguna mujer, sino el pago de multa que impone el mercado a los engañadores
y mentirosos. Si, si, a los engañadores y mentirosos. Todos los países intervenidos
han mentido en sus cuentas, y han tirado con “pólvora del rey”, la cual se han
pensado que es inagotable. Es tanto el hecho que dos países que tenían
gobiernos elegidos democráticamente y legítimos se han visto desposeídos de los
mismos por otros elegidos legítimamente, pero no democráticamente.
Podría decir que mucho de esto viene de la soberanía de
los estados, de la filosofía recogida en el camino de un comunismo fracasado, o
de un socialismo que juega con el “bienestar social” como si fueran dioses
resolviendo y proveyendo al pueblo que los elige para sus necesidades.
Ciertamente han confundido sus caminos. Porque si lo que querían era hacer y
deshacer a sus anchas gastándose lo que no tienen, simplemente tenían que
haberse quedado fuera de la Unión Europea. Esto hubiera evitado tanta angustia pueblera.
Pero ¿Por qué Europa no puede resolver el problema? Sencillamente
porque no es un problema económico, sino político. La diferencia entre UU.EE. y
EE.UU. es que los últimos tienen Constitución, unión política y federal. La
UU.EE no tiene nada, excepto unos tratados que recogen como deben comportarse
los países que lo integran. Tratados que dan las pautas para el buen desarrollo
económico de los países del mercado común Europeo, y con ellos, unas pocas
normas de fiscalización sobre la moneda única, el euro, esbozo de política
fiscal Europea. El intento de Giscard D’Staing de establecer una constitución
para Europa fracasó por razones obvias… Giscard no hizo una constitución sino
bodrio de más de 400 artículos que ni los más avezados lectores podrían leer,
mucho menos recordar. Hasta ahora, quien ha cogido al toro por los cuernos se
llama Angela Merkel (Alemania), que junto a Sarkozy (Francia) ha insistido, y
con muy buen criterio, que el banco Europeo no puede emitir eurobonos para
sacar a los engañadores, mentirosos y manirrotos del problema en que se han
metido. Que les ayudarán pero de otra manera.
Bien, el principio es un nuevo tratado que empiece a recoger
las limitaciones sobre la soberanía de los países que quieran pertenecer a la
Unión Europea. Lo segundo tiene que ser una Constitución, de no más de 50 artículos,
que recoja los principios políticos por los que debe regirse la Unión Europea.
Difícil cuestión esta, pero no imposible si se quiere realmente continuar y
avanzar con el proyecto de la Unión Europea.
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