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sábado, 17 de septiembre de 2011

Inteligencia… ¿Dónde Estás?
            Desde niño aprendí que la inteligencia radica en la forma más rápida, fácil y eficiente de resolver un problema. Ciertamente, hay muchas personas que tienen visos de inteligencia callando cuando una palabra mal dicha causaría mucho daño o actuando con prudencia cuando la ocasión lo requiere. Otro tipo de inteligencia muestra aquellos que creen en principios de vida y los mantienen pese a quien pese, o pase lo que pase. Algunas veces pasan por cabezas cuadradas y tercas en vez de ser catalogados como hombres de pro por su firmeza en sus convicciones. También pueden dar la impresión de ser obtusos en vez de individuos honrados y honestos.
            Ahora bien, dicho esto… ¿Cómo es posible que no haya salido nadie mínimamente inteligente como para resolver la supuesta crisis mundial? ¿Quiénes son los que se benefician con este asunto? Y ¿Por qué razón países soberanos no han podido pagar sus deudas?
            ¿Qué es lo que falla? Fácil ha sido hasta ahora echarle la culpa al sistema de mercado libre; y por último, a las compañías clasificadoras...  el colmo de la desfachatez del ignorante, y por supuesto, poco pensante “gobernante” de turno. Realmente, no falla nada de eso, sino al contrario, el mercado funciona perfectamente. Sin él, aquellos que vamos a pie no nos daríamos cuenta de que las cosas no pintan bien, sino que nos seguirían engañando con sus malas artes estos  pésimos gobernantes que no hacen más que despilfarrar el erario público (presuntamente). Así, si lo que se busca es un culpable, apartando la incapacidad del gobernante de turno, tendríamos que seguirle la pista al dinero. ¿Dónde va a parar el dinero que se retira de la bolsa? Y ¿Por qué son los países de régimen totalitario los que hoy día controlan la deuda pública de países supuestamente soberanos, libres e independientes, o sea, democráticos?

lunes, 5 de septiembre de 2011

Bolsas de Plástico

            La cuestión del plástico tiene miga, y mucha… Teniendo en cuenta que el plástico es un derivado del petróleo, y al día de hoy miles de productos se hacen de o contienen plástico, la diatriba ecologista sobre esta materia no deja de hacernos pensar y preguntar a qué viene este asunto ahora. ¿Realmente viene por una preocupación ecológica o porque algún iluminado tiene pensado el negocio de turno? Sea como fuere, el petróleo, que es de donde salen las bolsas y resto de plástico, siempre ha estado allí, y no he visto a nadie quejarse. También es cierto que la avaricia humana nos ha dejado  recuerdos difíciles de borrar como el Exxon Valdés, o el Prestige, o la  torre de BP, último de los mal afamados vertidos. Según Wikipedia:
“De la cantidad de petróleo que se extrae en todo el mundo, sólo el 5% se utiliza para la industria del plástico; de ésta la mayor parte se usa para partes de automóviles como molduras, interiores, tableros, etc.; otro tipo de productos como teléfonos, interiores de refrigerador, gabinetes de televisor, etc. Otra proporción muy alta la representan las botellas de refresco, bebidas, líquidos, etc. Sólo una mínima parte de este total se utiliza para fabricar bolsas de plástico.
Así que las bolsas vienen a ser prácticamente el desecho último aprovechado al máximo del petróleo. Desecho que al pueblo o gente en general le es de mucha utilidad, tanto para cargar compra de comida como para recoger y echar la basura. Wikipedia también nos dice:
“Las bolsas de plástico pesadas son aptos para su reutilización como bolsas de compra reutilizables. Las bolsas más ligeras se reutilizan como bolsas de basura o para recoger las heces de mascotas. Todos los tipos de bolsa de plástico se pueden reciclar en bolsas nuevas, cuando existen los planes eficaces de recogida.”
Con todo esto, En plena euforia ecologista en que se hizo una campaña televisiva donde se hacía una apología demagógica de la contaminación de las bolsas, llevado a cabo por una empresa que hoy día las vende, la cajera de uno de los supermercados del barrio se enfadaba enormemente porque le pedía precisamente bolsas para llevar la compra del día, llevada por una sublimación ecologista, ya que, según ella, no deberíamos contaminar al planeta con las bolsas de plástico… (Sic)… hasta que en esa cadena de supermercados empezaron a cobrarlas. La cara de la cajera ya no echa chispas, sino que sonríe encantada de cobrarnos la(s) bolsa(s); no sé si pensará que al cobrarnos las bolsas la compañía pagará la tan afamada “tasa ecológica” para castigar supuestamente nuestro malvado uso de las bolsas… y nosotros, tristes primos del consumo, simplemente pagamos y nos preguntamos ¿cuando desaparezcan las bolsas cómo haremos para bajar la basura?...